Durante las últimas décadas en el sector oftalmológico existe un gran debate sobre los filtros para las lentes oftálmicas que atenúan la transmisión de luz visible (azul) de longitud de onda corta.

El filtro de luz azul reduce la exposición ocular tanto a la radiación ultravioleta (UV) en algunas longitudes de onda, como a la luz visible de longitud de onda corta. Este filtro se puede encontrar tanto en lentes para gafas como en lentes intraoculares que contienen o están recubiertas con cromóforos que absorben una proporción de las longitudes de onda incidentes.

Las empresas fabricantes de estos filtros afirman que los filtros de luz azul pueden aliviar la fatiga ocular, mejorar la calidad del sueño o que pueden proporcionar protección retiniana contra la fototoxicidad, particularmente en la mácula.

La hipótesis de la supuesta protección de la retina se fundamenta en los datos de experimentación animal y de cultivo celular que demuestran que la exposición de alto nivel a la luz visible de onda corta puede inducir daño celular a la retina.

Extrapolando estos hallazgos a los seres humanos, se ha sugerido que la luz azul puede contribuir al desarrollo o la progresión de la degeneración macular asociada a la edad.

La DMAE o degeneración macular es actualmente la principal causa de discapacidad visual en adultos en los países desarrollados y cualquier solución que pueda significar una reducción relativa en el riesgo de desarrollar la enfermedad tiene un gran beneficio para la salud individual y pública.

La luz solar es la fuente predominante de luz azul ambiental, cada vez es más preocupante la proliferación de las modernas fuentes de iluminación, que emiten niveles más altos de luz visible de longitud de onda corta que las bombillas incandescentes tradicionales.

Existen una directrices marcadas por la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (ICNIRP) que es una comisión internacional especializada en protección de radiación no ionizante. Las actividades de la organización incluye informar los límites de seguridad para la exposición ocular humana a la radiación óptica.

Se estima que el nivel (luminosidad ponderada) de la emisión de luz azul de las fuentes de iluminación modernas, incluidas las pantallas de ordenador, tabletas y teléfonos móviles, es aproximadamente 100 veces más bajo que el nivel de riesgo ocular especificado en las pautas de ICNIRP.

Por lo tanto, se ha determinado que el riesgo de daño retiniano atribuido a la luz azul emitida por los dispositivos digitales y las fuentes de luz domésticas es mínimo, incluso en «condiciones de visión extremas a largo plazo».

A pesar de estas conclusiones, hay un número creciente de lentes oftálmicas con filtro de luz azul que han recibido la aprobación regulatoria para su uso en la corrección refractiva.

La cirugía de cataratas con implante de lentes intraoculares es la cirugía ocular más común, con aproximadamente 10 millones de cirugías realizadas anualmente en todo el mundo. En 2011, se calculó que las lentes intraoculares con filtro de luz azul representaban 1 de cada 4 implantes.

Recientemente la revista científica JAMA Ophtalmology ha publicado un interesante artículo “Analysis of a Systematic Review About Blue Light–Filtering Intraocular Lenses for Retinal ProtectionUnderstanding the Limitations of the Evidence».

El artículo analiza e interpreta la documentación científica existente incluidos los datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas, una base de datos de ensayos controlados aleatorios (ECA) sobre el filtrado de luz azul y la relación de las lentes intraoculares con la protección de la salud macular.

La revisión sistemática Cochrane incluyó 51 ensayos controlados aleatorios que se realizaron en 17 países. Los ensayos incluyeron adultos operados de cirugía de cataratas en los que se comparó una lente intraocular con filtro de luz azul con una lente sin filtro de luz equivalente.

Los períodos de seguimiento del estudio oscilaron entre 1 mes y 5 años. En conjunto, estos estudios consideraron los resultados clínicos en más de 5.000 ojos.

Pero no se pudo combinar bien los datos entre los ensayos, para poder extraer conclusiones generales, debido al uso de diferentes técnicas de medición para los resultados, los informes incompletos de datos y los períodos de seguimiento variados. Se identificaron deficiencias sustanciales en la validez interna de muchos de los estudios incluidos, en particular con respecto al diseño, la conducta y los informes de los ensayos.

Para evaluar rigurosamente si las lentes intraoculares con filtro de luz azul tienen una asociación con la salud macular se necesitarían ensayos robustos a largo plazo con suficiente potencia.

Los efectos de las lentes intraoculares que filtran la luz azul sobre la salud y la función de la retina siguen sin estar claros. A falta de ensayos futuros que despejen todas las incógnitas actuales. Las lentes intraoculares con filtro de luz azul se siguen utilizando como dispositivos médicos aprobados, pero con el potencial de sus beneficios reales aún sin determinar científicamente.

Por lo que se puede determinar en que el uso de las lentes intraoculares con filtro de luz azul como un beneficio para la mácula aún no cuenta con una sólida investigación clínica que lo respalde y es importante que los médicos y pacientes tengan en cuenta esta limitación al adoptar la decisión de usar estos dispositivos en la práctica clínica.