Los efectos adversos oculares de los fármacos representan un importante número de consultas oftalmológicas. El ojo es especialmente sensible a presentar trastornos asociados con diversos tratamientos. Afortunadamente, la mayoría de las reacciones oculares adversas remiten cuando se interrumpe el tratamiento, aunque en determinadas ocasiones el problema se puede volver crónico.

Si hablamos del ácido 13-cis-retinoico seguramente muy poca gente sabrá de qué se trata, tampoco si hablamos de la isotretinoína, un fármaco del grupo de los retinoides, derivados de la vitamina A.

Pero si hablamos del Roacután, Dercutane, Isdiben, Isoacné… o demás nombres comerciales, la cosa cambia. En la actualidad el Roacután, adopta múltiples nombres desde que la patente caducase.

Todos estos fármacos tienen en común el llevar el mismo principio activo, la isotretinoína. Debido a que se ha demostrado que es la mejor solución para los pacientes con acné severo.

Este fármaco disminuye la producción de las glándulas sebáceas, tiene efecto anti-bacteriano y anti-inflamatorio. Su salida al mercado en los años 80 del pasado siglo de la mano de un famoso laboratorio revolucionó los tratamientos dermatológicos al poder curar los casos de acné severos que no respondían a ninguna terapia convencional. Las tasas de éxito eran muy elevadas y había cierta seguridad en el que el acné no volvería a reproducirse de por vida en aquellos pacientes tratados.

Si os hablamos de este tratamiento dermatológico es porque algunas personas tratadas con este fármaco han sufrido varios e importantes efectos secundarios que irían desde molestias leves a problemas graves e incluso crónicos.

En nuestra clínica oftalmológica interesan especialmente los problemas relacionados con afecciones oculares y concretamente con el ojo seco.

El ojo seco es una disfunción lagrimal que afecta a la calidad visual, produce molestias que pueden llegar a ser invalidantes y puede ocasionar lesiones oftalmológicas graves e irreversibles en sus formas más graves.

Parece ser, según leemos en noticias publicadas en prensa, que en determinadas personas tratadas con este tratamiento antiacné uno de los efectos ha sido el síndrome del ojo seco incluso muchos años después del fin tratamiento y curado el problema del acné.

Estos medicamentos antiacné pueden llegar a causar esta afección incluso de forma severa y en determinados pacientes con mayor sensibilidad al fármaco, el ojo seco se puede convertir en una enfermedad crónica.

Existen varios estudios que han asociado a la isotretinoína con la aparición de hipertensión endocraneal, disfunción de la glándula de Meibomio, malestar asociado con el uso de lentes de contacto, ojo seco, blefaroconjuntivitis y cambios agudos y transitorios en la refracción.

Una revisión de los efectos adversos de este fármaco realizada en 2012 llegó a la conclusión de que los problemas oculares pueden presentarse en hasta un 3,4% de las personas tratadas. Los cuadros leves de visión borrosa, ojo seco y queratoconjuntivitis son las manifestaciones más comunes.

La mayoría de los efectos adversos oculares en pacientes son leves e incluso no interfieren con la finalización del ciclo terapéutico pero se han descrito alteraciones oftalmológicas potencialmente graves.

El tratamiento con isotretinoína es según la opinión de la mayoría de los dermatólogos el tratamiento más eficaz y seguro con una mejoría duradera contra el acné.

Desde el punto de vista de los oftalmólogos se debería de proporcionar a los pacientes una información completa y realizar un seguimiento clínico oftalmológico adecuado para facilitar la detección precoz de cualquier problema ocular derivado del tratamiento y evitar complicaciones a largo plazo.