Hay un producto que se utiliza diariamente por millones de personas en todo el mundo y realmente la mayoría de ellas no saben qué es exactamente el producto que están utilizando.

Hablamos del colirio. La mayoría de las personas piensan que el colirio es un medicamento universal que cura todos los tipos de enfermedades oftalmológicas. Y cuando se pregunta a un paciente siempre se suele recibir la misma respuesta: “Me he aplicado un colirio” Y para un oftalmólogo es cómo para un médico decirle que “Me he tomado una pastilla”; ¿Qué tipo de pastilla? Pues la cosa cambia entre una aspirina u otro medicamento e igualmente con los colirios.

Lo primero que debemos es dejar claro que el contenido del colirio es un medicamento. Un medicamento igual que puede ser cualquier otro que se comercializa en otro formato, pero que al estar destinado al ojo, se presenta en forma de medicamento líquido para poder ser administrado en forma de gotas.

Así que debemos tener presente que colirio no es el medicamento en sí, es sencillamente una forma de administración de medicamentos, por lo que pueden haber y las hay, muchas clases de colirios.

En líneas generales y de forma técnica, el colirio principalmente es un preparado farmacéutico que consiste en disoluciones o suspensiones estériles de una o varias sustancias químicas en un vehículo acuoso u oleoso, destinadas a su instilación, que es lo mismo que aplicación, en el ojo.

Características de los colirios

Así que estos preparados farmacéuticos pueden ser muy distintos según la fórmula farmacéutica que contengan. Las características que definen a un buen colirio vienen determinadas por varias propiedades que son propias de la delicada zona a tratar, nuestros ojos.

  • Un colirio deberá ser estéril. Ya que en casos en los que la córnea esté dañada, el tejido subyacente puede ser colonizado por bacterias y a las bacterias les encantan los ambientes líquidos cómo un frasco de colirio. Por eso es vital que el principio activo vaya acompañado de una serie de conservantes que mantengan el mayor tiempo posible estéril la solución. Para mejorar la esterilidad de los colirios cada vez son más habituales los envases monodosis. Por si no lo sabías, un envase de colirios usado no se puede conservar una vez abierto y se recomienda desecharlos de dos a tres semanas después de abrirlos.
  • Un colirio deberá mantener un correcto punto isotónico. Técnicamente a una solución 0,9 % m/v de NaCl (cloruro de sodio).
  • Un colirio deberá mantener un pH cercano al de la lágrima, es decir entre 7.4 y 7.7.
  • Un colirio deberá ser viscoso. Una propiedad vital para garantizar la correcta adherencia del producto y el contacto del principio activo con la mucosa conjuntival.
Tipos de colirios

Si se cumplen las propiedades anteriores ya podemos hablar de que es un colirio. Con el desarrollo de la oftalmología en la actualidad existen multitud de tipos de colirios, aunque los más conocidos los podemos delimitar en cuatro grandes tipos:

  • Los colirios antibióticos
  • Los colirios antiinflamatorios
  • Las lágrimas artificiales, con una composición muy similar a la de la lágrimas
  • Las gotas humectantes, cuyo fin es aumentar la permanencia de la lágrima en el ojo, disminuyendo su evaporación y haciendo que su función lubricante y humectante esta sea más eficaz.

Pero hay muchos más, hay colirios antiinfecciosos, antihistamínicos o especializados en alguna enfermedad ocular concreta, como el glaucoma.

Y un dato curioso que seguramente muy pocas personas saben. Los tapones de los envases de los colirios en las clínicas oftalmológicas como VISIÓON Oftalmólogos, tienen un código específico. Los colirios con el tapón rojo son para dilatar la pupila, los colirios con el tapón verde son para contraer la pupila y los colirios con el tapón amarillo son gotas anestésicas. Un código secreto de oftalmólogos que os hemos desvelado 😉