El láser de dióxido de carbono (CO2) comenzó su desarrollo en los años 60. En la década de los 90 surgió el láser CO2 de emisión pulsada que consiguió focalizar la energía en las capas más superficiales de la piel. Fue en el año 2004 cuando apareció el láser C02 fraccionado, esto es, con un pulso dividido en una serie de subpulsos conduración y potencias ajustables en función de los objetivos perseguidos.
Cuando se administra de forma fraccionada, el láser ablaciona columnas de tejido separadas por otras no tratadas, maximizando así el perfil de seguridad a la vez que se consiguen los beneficios planificados. Múltiples estudios han demostrado la utilidad y efectividad de láser CO2 en el ámbito de la cirugía palpebral, la oculoplástica y el rejuvenecimiento peri-ocular 1-3. A día de hoy, ya es una tecnología disponible en la clínica oftalmológica VISIOON López-Marín Oftalmólogos.
El láser CO2 emite energía con una longitud de onda de 10.600 nm que será absorbida fundamentalmente por el agua intracelular. Tal circunstancia permite realizar un corte muy controlado y preciso de los tejidos, motivo por el que sus aplicaciones iniciales han estado ligadas fundamentalmente al ámbito de la cirugía.
Por otra parte, la energía depositada aumenta la temperatura de la piel de forma controlada. Esto provoca una desnaturalización y contracción del colágeno en la fase inmediata tras el tratamiento, induciendo la formación de nuevo colágeno (neocolagenogénesis) hasta transcurridos 6 meses más allá del mismo. Todo esto permite una mejora en la textura, tersura y aspecto de la piel, consiguiendo así un efecto de rejuvenecimiento cutáneo
Aporta gran precisión a la hora de controlar el área, profundidad y extensión del tratamiento en comparación a otros tratamientos como la microdermoabrasión o las exfoliaciones químicas.
– El rejuvenecimiento cutáneo puede combinarse y realizarse simultáneamente a otros procedimientos del ámbito de la oculoplástica (p.e: blefaroplastia, exéresis
de lesiones), potenciando así los resultados obtenidos.
El láser se administra bajo anestesia tópica (en el rejuvenecimiento cutáneo) o local (en la blefaroplastia y cirugía palpebral), no precisando de una anestesia
general salvo contadas excepciones.
– Mientras que dura el procedimiento láser, se utilizan gafas y protectores oculares que garantizan la seguridad ocular tanto del paciente como del equipo médico participante en el mismo.
Será necesario aplicar pomadas en el área tratada durante los primeros días para
prevenir infecciones y acelerar el proceso de recuperación cutánea.
– Resulta imprescindible evitar la exposición solar directa y a radiación ultravioleta
durante las siguientes semanas al tratamiento.
El láser C02 puede emplearse para las siguientes aplicaciones: